En el contexto del “superciclo electoral” que atraviesa América Latina en 2025, varios países han experimentado la emergencia de nuevos liderazgos y dinámicas políticas que reflejan cambios en las preferencias ciudadanas y en la estructura de los partidos tradicionales.
Chile: Avance de los independientes
En las elecciones locales de diciembre de 2024, los candidatos independientes lograron un avance significativo, obteniendo 103 de las 345 alcaldías y la principal gobernación de la Región Metropolitana de Santiago. Este resultado evidenció una crisis de confianza en los partidos tradicionales, con solo el 1% de la población expresando confianza en ellos. Como respuesta, se ha propuesto una reforma política que incluye requisitos más estrictos para la representación partidaria y restricciones al transfuguismo político.
Venezuela: Fragmentación opositora y nuevas coaliciones
Las elecciones regionales y legislativas previstas para el 25 de mayo de 2025 han generado divisiones en la oposición venezolana. Mientras la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) ha decidido no participar hasta que se reconozcan los resultados de las elecciones presidenciales de 2024, otros sectores opositores han optado por formar nuevas coaliciones, como la Red Defensa Ciudadana de la Democracia, para competir en los comicios. Esta fragmentación refleja la falta de consenso estratégico dentro de la oposición y plantea desafíos para su efectividad política.
Bolivia: Tensiones internas en el oficialismo
En Bolivia, las tensiones entre el expresidente Evo Morales y el actual presidente Luis Arce han generado divisiones dentro del Movimiento al Socialismo (MAS). Morales ha liderado marchas y protestas exigiendo su habilitación para las próximas elecciones, mientras que Arce lo acusa de desestabilizar al país. Estas disputas internas podrían afectar la cohesión del partido y su desempeño en futuros procesos electorales.
Ecuador y 🇭🇳 Honduras: Renovación política
Ecuador y Honduras han celebrado elecciones presidenciales y legislativas en 2025, marcadas por la búsqueda de renovación política y la respuesta a crisis económicas y sociales. En ambos países, los votantes han mostrado interés en propuestas que prometen cambios estructurales y una mayor transparencia en la gestión pública.
Centroamérica: Retrocesos democráticos
El Informe Estado de la Región 2025 advierte sobre un retroceso significativo en Centroamérica, resultado de una “tormenta perfecta” de factores adversos que comprometen los avances alcanzados desde los acuerdos de paz de los años ochenta. La región enfrenta desafíos políticos, sociales, económicos y ambientales, con una profunda erosión democrática, especialmente en Nicaragua y El Salvador, donde se consolidan regímenes autoritarios. Simultáneamente, el respaldo ciudadano a medidas antidemocráticas ha aumentado en casi todos los países. La integración regional está estancada, con instituciones inoperantes como el SICA y una disminución en la cooperación internacional, exacerbada por la política migratoria del gobierno estadounidense. El informe también alerta sobre la debilidad en sectores clave como salud y educación, así como una migración creciente impulsada por la falta de oportunidades. Las remesas, vitales para algunas economías, están bajo riesgo por las nuevas políticas de EE.UU. Finalmente, el documento lamenta que la esperanza de desarrollo humano sostenible que surgió tras la pacificación se ha desvanecido, abriendo un panorama incierto para el futuro de los 65 millones de habitantes de la región.
En resumen, las elecciones regionales de 2025 en América Latina han evidenciado una transformación en el panorama político, con la emergencia de nuevos liderazgos, la fragmentación de fuerzas tradicionales y desafíos significativos para la consolidación democrática en varios países.